Aliados

RESPIRA 2030 involucra el compromiso de todos los actores de la comunidad, sociedad civil, las autoridades ambientales, organizaciones no gubernamentales, entidades públicas y privadas con miras a conservar, restaurar y no deforestar.

 

¿Quiénes son nuestros Aliados?

Corporaciones Autónomas Regionales

Las CAR destinan importantes recursos a la restauración y siembra de árboles, acciones que juegan un papel fundamental dentro de sus planes de acción. Como autoridades ambientales serán las encargadas de liderar y coordinar las siembras en cada uno de sus territorios.

Autoridad Nacional de Licencias Ambientales

Se asegura de que quienes adquieran una licencia ambiental para sus proyectos, destinen por lo menos un 1% de sus programas de compensación ambiental para siembra de árboles y recuperación de bosques.
Bajo esta estrategia serán restauradas 31.500 hectáreas de bosque a 2022, lo que equivale al 10% de la gran meta nacional (300.000 hectáreas restauradas).

Institutos de Investigación

Ponen a disposición todo sus conocimiento técnico-científico para la toma de decisiones en materia de siembra de árboles, basadas en la ciencia.

Parques Nacionales Naturales

Impulsan jornadas de siembra de árboles en los más de 50 parques nacionales naturales existentes en el país. Entre 2018 y 2019 ejecutaron acciones de restauración en 3.971 hectáreas y sembraron 41.044 árboles en la Orinoquía, el Pacífico, los Andes nororientales, los Andes occidentales y la región Caribe.

478
Aliados

56 Privados

– Banco de Bogotá
– Pork Colombia
– Argos
– Alquería
– Enel
– Syngenta
– ANDI
– Corporaciones, Institutos y AUA

44 SINA y AU

– Corporaciones, Institutos y AUA

116 Entes Territoriales

– Alcaldías y Gobernaciones

19 Esp

– Andesco
– EPM
– Emgesa

Alcaldías y Gobernación

Se aseguran de que la restauración de los bosques, sea una prioridad en el desarrollo de sus territorios, destinando recursos para ello.

Adicionalmente, asignan un porcentaje no inferior al 1% de sus ingresos para conservar sus recursos hídricos que surten de agua a sus comunidades e involucran a la población en la protección de los bosques con incentivos económicos y múltiples beneficios.

Sector Privado

A través de sus programas de responsabilidad social empresarial, cada vez son más las empresas que se suman a la tarea de reverdecer a Colombia, implementando sistemas silvopastoriles, agroforestales, plantaciones forestales protectoras, entre otras modalidades, para la restauración de la vida.

Cooperación Internacional

Gobiernos como los de Noruega, Reino Unido, Alemania, Suecia, Suiza y la Unión Europea apoyan de manera decidida los proyectos del Gobierno Nacional para fortalecer la lucha contra la deforestación, la recuperación de bosques y otras estrategias tendientes a la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales, destinando importantes recursos para ese fin.

Organizaciones Ambientales

Impulsan iniciativas y convocan a la comunidad para que participe activamente en la conservación del ambiente, a través de actividades como la carrera verde o jornadas de siembra para conmemorar fechas especiales, logrando aumentar el número de árboles sembrados en todo el territorio nacional y la conciencia ambiental.

Instituciones Educativas

Movilizan a sus estudiantes en torno a la siembra de árboles con actividades pedagógicas que promueven la restauración de nuestros bosques. Esto aunado a una enseñanza alineada con la protección del medio ambiente que cultive hábitos sostenibles desde temprana edad.

Fuerza Pública

Lideran jornadas de siembra en todo el territorio nacional, como un aliado estratégico de las autoridades ambientales, entes territoriales y la comunidad en general en la defensa de los recursos naturales.

Sociedad Civil

Cada vez son más las familias, los parches de amigos, los grupos de trabajo y las comunidades en general, las que toman la iniciativa de realizar jornadas de siembra en sus territorios.

Gran parte del sector rural colombiano hace un uso responsable de los recursos, aprovechando de manera sostenible el bosque y respetando la frontera agrícola, de manera que no se imponga irresponsablemente sobre la supervivencia de los ecosistemas